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22/09/2012 - 11:50

Entrevista

“Lo que están haciendo con nuestros niños es un crimen”

“Lo que están haciendo con nuestros niños es un crimen”

MARÍA MARTÍN, SÃO PAULO – especial para o Conselho Federal de Psicologia

Ivo Herzog tenía nueve años cuando se convirtió en el hijo de un símbolo de la historia reciente de Brasil. Era una mañana de 1975. Su padre, Vladimir Herzog, periodista en plena dictadura militar (1964-1985) murió en una celda de São Paulo tras acudir voluntariamente a un interrogatorio. Una foto le mostró ahorcado como si él mismo hubiese querido acabar con su vida, pero una investigación posterior demostró que fue torturado hasta su muerte. En 1996 el Estado indemnizó a la familia, aunque los nombres de los que estuvieron aquella mañana en el cuartel aún son un misterio.

Ivo Herzog dirige ahora la Fundación Vladimir Herzog que vela por el cumplimiento  de los derechos humanos. En calidad de defensor de lo que considera  un derecho en sí mismo, inauguró ayer el espacio que, en honor a su padre, se ha instalado en la II Muestra Nacional de Prácticas de Psicología. En la oscuridad de una sala forrada de espejos se proyecta un documental que recuerda las violaciones de los derechos humanos que aún vive Brasil. Sus protagonistas: indios, homosexuales, niños explotados, negros, reos, internados psiquiátricos, represaliados de la dictadura…

Herzog no duda en señalar una nueva víctima: la educación.

PREGUNTA:  Hay una frase en el documental que dice “hay quien tiene miedo de que el miedo acabe”. ¿Cree que es una afirmación que aún tiene sentido en Brasil?

RESPUESTA: Nunca pensé en eso términos. En realidad, mi temor es que predomine el desconocimiento. Una de las cosas en las que trabajamos en la Fundación es en la recuperación de la historia reciente del país para las nuevas generaciones. Las cosas malas solo vuelven a ocurrir si se desconocen. No me preocupa la cuestión del miedo sino la del desconocimiento.

P: Entonces ¿Hay quien teme que el desconocimiento no acabe?

R: Hay mucha gente que quiere que el desconocimiento continúe. Mucha gente extremadamente inteligente y competente trabajó de una forma muy ardua para destruir el sistema de educación de  nuestro país. Lo que están haciendo con nuestros niños es un crimen, en Brasil no existe educación, solo hay escuelas. Las personas salen del colegio ignorantes, sin capacidad de reflexión, de crearse una opinión. No saben por qué antes había dos partidos y ahora hay 20, ni que es comunismo ni capitalismo, ni que es derecha ni izquierda. Hay niños de 11 años que no saben ni escribir su nombre. Y eso lo vamos a pagar muy caro. Debemos ser uno de los países más subdesarrollados del mundo en ese sentido y no parece que haya nada que vaya a cambiar la situación.

P: ¿Cuáles fueron los mayores obstáculos a los que se enfrentaron al intentar descubrir la verdad sobre la muerte de su padre?

R: (Piensa) Fue un proceso dinámico y hasta rápido. El mismo día de su muerte el Estado vino con la historia del suicidio, pero al mismo tiempo los miembros de la comunidad judía, mi padre era judío, se dieron cuenta de que mi padre fue asesinado y se negaron a enterrarle en el  espacio del cementerio dedicado a los muertos por suicidio, lo que suponía una vergüenza para ellos. Más de 4.000 personas asistieron a la misa tras su muerte y la sociedad declaró no creerse la versión oficial. Eso dio fuerza a la familia para abrir un proceso contra el Estado por prisión, tortura y muerte. Lo que destaco de ese proceso fue el coraje. El de mi madre, sobretodo, que sufrió mucho. Yo tenía nueve años y aún estaba jugando con cochecitos. Muchas personas cercanas se alejaron por miedo, pero otras desconocidas se acercaron.

P: ¿Qué espera de la Comisión de la Verdad?

R: Es muy importante para que, en nombre del Estado, se cuente oficialmente la historia reciente de Brasil, lo que ocurrió y quienes fueron sus protagonistas. Solo haciendo pública esa historia, la sociedad va a poder tener su propia opinión. Si además de eso va a generar una discusión sobre la Ley de Amnistía y sobre lo que se debe o no castigar será maravilloso, pero no es esa mi expectativa. Hay que recordar que Brasil es el último país de América Latina en instalar en instalar una Comisión de la Verdad.